MITOLOGIA
EGIPCIA
Cuenta la leyenda
que en un principio no había luz. Solo existía la oscuridad y una gran
extensión de agua con el nombre de Nun. Nun era entendido como un
"concepto"; es el principio común en todas las cosmogonías, la
primera sustancia abstracta, el elemento caótico que contiene el potencial de
la vida, simbolizado como caóticas aguas primordiales que ocupaban todo el
universo.
En el principio,
antes de la creación, sólo hay Nun (pero «no existe»), es un océano inerte, sin
límites, rodeado de absoluta oscuridad, que no es la noche, pues aún no se
había creado esta. Los sacerdotes egipcios, para describir este estado,
enumeraban lo que no existía.
Del Nun surge
espontáneamente la vida como demiurgo que sólo piensa. A continuación el demiurgo
comienza a hablar, y se disocia del Nun que se convierte en el «océano
primordial». Aún no existe y por ende no ve lo que ocurre. Entonces el Demiurgo
comenta al Nun lo que sucede; el relato del Demiurgo provocando la respuesta y
el despertar del Nun, es el origen de la palabra, y del diálogo.
En ese momento el
Demiurgo se mueve y es el principio de la Creación. Pues el Demiurgo y el Nun
no forman parte realmente de la Creación.
Se creía que,
después de la creación, las aguas del Nun rodeaban la Tierra, siendo Nun el
responsable de la inundación anual del Nilo, y de las aguas subterráneas que
marcaban los límites entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Nun, como concepto
deificado, posee un Ba (espíritu) que es el Sol.
Ra tenía el poder
de hacer lo que quisiera, incluso cambiar de forma, en lo que más tomaba forma
era en un pájaro. Lo que él nombraba, adquiría forma y se volvía real. Era tan
importante el poder del nombre, que guardaba bien secreto su propio nombre para
que nadie pudiera usarlo.
Ra se dispuso a
crear el sol diciendo: “Al amanecer me llamo Jepri, al mediodía Ra y al atardecer
Atum”. Y entonces, el sol apareció por primera vez iluminando la oscuridad, se
elevó sobre el horizonte y al atardecer descendió para volver a ocultarse.
Jepri se creaba a sí mismo cada
mañana, renaciendo como nuevo Sol, por eso fue vinculado con Atum. Como símbolo
de la vida eterna, era el Sol de la mañana, una manifestación del dios Ra.
Según los Textos de las Pirámides la Tierra era un escupitajo del dios Jepri.
Es el dios del amanecer, Ra el de la tarde y Jnum el de la noche, de los cuales
era considerado hermano. Simboliza el principio de las transformaciones que
experimentan los seres vivos, desde que nacen hasta que fallecen, incluso de su
renacimiento si superaban las pruebas en la Duat (el Más Allá).
La
mitología de Jepri se conectaba con una creencia antigua sobre la sexualidad
del escarabajo. Como era común observar que estos insectos nacían de pelotas de
estiércol, se llegó a creer que entre ellos no había hembras y que los machos
se reproducían depositando su semen directamente sobre las feces.
Atum es el dios que según la
cosmogonía heliopolitana surgió del "océano primigenio", Nun,
creándose a sí mismo (mediante autofelación, saliva, lágrimas, sudoración u
otros métodos).
Luego nombró a Shu,
y los vientos se congregaron por primera vez y comenzaron a soplar.
Shu es el responsable de los
fenómenos atmosféricos no violentos; personifica los rayos que llegan de Ra, el
calor ardiente del verano y del sol del mediodía y la sequedad del aire.
También, como ba (espíritu) de Jnum, del frío viento del Norte, y del principio
vital de los seres vivos.
Simbolizaba la fuerza vital que anima
el universo como aspecto de la deidad suprema, Atum-Ra, y en los Textos de los
Sarcófagos figura como un dios creador.
Su eterna
ocupación será mantener separados el cielo, Nut, y la tierra, Geb, sus hijos, para evitar el caos del universo, quedando
patente en el Libro de los Muertos, siendo Hermópolis el lugar donde el dios
Shu había "levantado el cielo".
Como dios funerario tomaba parte,
actuando de fiscal, en el Tribunal del Juicio de Osiris.
Era hijo de Atum-Ra, esposo de su
hermana gemela Tefnut y padre de Geb y Nut (Heliópolis). Formaba parte de la
enéada heliopolitana, siendo el elemento masculino de la primera pareja creada
por Atum. Es el responsable del retraso en el nacimiento de Osiris, Isis,
Neftis, Seth y Horus.
Cuando Ra nombró a
Tefnut, la lluvia se hizo presente con sus gotas.
Hija de Ra Era la madre de Geb y Nut.
Fue la hermana y mujer de Shu, siendo la primera pareja de la Enéada
heliopolitana.
Enfadada con Ra marchó a Nubia; Shu y
Thot fueron a buscarla, y consiguieron que volviera a Egipto, propiciando la
llegada de la inundación. Proporcionaba el aliento a los difuntos.
Más tarde nombró a
Geb y con solo nombrarlo, se formó la tierra y para hacerle compañía nombró a
la diosa Nut, y el firmamento se arqueó sobre la tierra.
Geb es una de las deidades más
antiguas. Príncipe de los Dioses, hereda el trono su padre Shu, luego legó la
autoridad sobre la Tierra a Osiris, después pasó a Horus y finalmente al
faraón, denominado heredero de Geb.
Vigila, en la Sala del Juicio, el
pesaje del corazón del difunto y mantenía prisioneros los espíritus de los que
no habían sido justos, según el Libro de los Muertos. También es guardián de
las puertas de la Duat (el Cielo).
Nut, diariamente paría al Sol que
viajando sobre su cuerpo llegaba hasta su boca, desapareciendo en el interior
(o en la Duat), renaciendo al día siguiente.
Protectora de los muertos, que
acudían a ella para obtener alimento y protección, daba a los difuntos la
facultad de renacer. En los sarcófagos se la representaba protegiendo al
difunto con las alas extendidas, o en el interior, como mujer con los brazos
alzados, ayudándolo a renacer en el Más Allá, o como representación del cielo.
Su morada era un sicomoro (higuera)
en Heliópolis y sus ramas eran refugio de las almas cansadas. Según la
tradición era el sicomoro bajo el que la Virgen María se sentó para descansar
en su viaje a Egipto.
Cuando Ra quiso coronar a Egipto con el río Nilo,
nombró a Hapi. Y el Nilo comenzó a fluir a través de Egipto fertilizando su
amplio valle.
Ra, comenzó a
nombrar una por una todas las cosas que existen sobre la tierra y estas se
hicieron visibles y crecieron. Finalmente les dio nombre a los hombres y a las
mujeres, y desde entonces la humanidad pobló la tierra.
Ra podía asumir la
forma que quisiera. Entonces, tomó la forma de un hombre y se convirtió en el
primer faraón de Egipto.
Ra gobernó Egipto
durante miles de años llevando bienestar y prosperidad a sus habitantes gracias
a las fabulosas cosechas y a sus magníficas leyes. Los egipcios solo tenían
palabras de agradecimiento y no dejaban de ensalzar su nombre.
Pero Ra, había
tomado forma humana y por lo tanto envejecía día a día. Un buen día, los
egipcios, dejaron de respetarlo, comenzaron a burlarse de su aspecto senil y a
desobedecer sus órdenes.
Ra no pudo evitar
oír las burlas y comentarios y cuando vio que los hombres no obedecían las
leyes, se enojó de tal manera que decidió convocar a los dioses en un lugar
secreto para pedir consejo.
Allí estaban Shu, Tefnut,
Geb, Nut y Nun escuchando el problema que aquejaba al dios Ra.
Nun habló diciendo:
Lo que debes hacer es destruirlos con la forma de tu hija, la diosa Sekhmet.
Los otros dioses,
al ver el mal comportamiento de los hombres, le aconsejaron también destruir a
los hombres por intermedio de la diosa Sekhmet.
Ra, con su ojo, que
despedía una mirada aterradora, creó a la diosa Sekhmet. Feroz y sanguinaria
cual leona que persigue su presa y se deleita en la matanza y en la sangre.
Siguiendo las órdenes de Ra, desencadenó su furia sobre todos los que
ridiculizaron a su padre, sembrando el terror y la desesperación en todo
Egipto.
Sekhmet era
hija del dios Ra. Su esposo era Ptah y su hijo, Nefertum con los que formaban
la llamada tríada de Menfis. Se la considera un "alter-ego" de
Hathor, con la que está frecuentemente identificada, y a su vez la diosa gata
Bastet no es sino una forma "dulce" de Sekhmet.
Su ira era temible pero, si se
conseguía apaciguarla, otorgaba a sus adoradores el dominio sobre sus enemigos
y el vigor y la energía para vencer la debilidad y la enfermedad.
Los hombres huían a
esconderse, pero la diosa Sekhmet, los perseguía y los asesinaba relamiéndose
con la sangre.
Cuando Ra vio lo
que Sekhmet había hecho la llamó a su presencia para preguntarle si lo había
obedecido. Sekhmet le respondió que estaba feliz porque había vengado a su
padre Ra, eliminando a todos los hombres que éste le había entregado. Todo
Egipto estaba teñido del color de la sangre y era imposible detener la furia de
la cruel y sanguinaria Sekhmet.
Pero Ra se apiadó
de los hombres y decidió hacer algo para frenar la matanza. Envió entonces a
mensajeros rápidos y silenciosos en busca de grandes cantidades de ámbar. Luego
ordenó preparar muchos litros de cerveza hasta llenar siete mil jarras. Más
tarde, mandó mezclar el ámbar con la cerveza. A la luz de la luna, la cerveza
adquiría el color rojo de la sangre. Hizo llenar nuevamente las jarras y envió
a sus mensajeros a volcarlas en el lugar donde se encontraba Sekhmet. Al salir
el sol, Sekhmet estaba preparada para su próxima cacería, cuando vio la tierra
inundada de color rojo y creyó que sería sangre real porque no había cerca
ningún hombre. Se acercó y bebió alborozada mientras reía y disfrutaba pensando
que era sangre. Bebió tanto ese día, que presa de la ebriedad, no pudo matar a
ningún hombre.
Cuando Sekhmet
volvió ante la presencia de Ra, el dios la recibió con alegría pues no había
matado a ninguna persona y decidió cambiar su nombre por el de Hathor. A partir
de ese momento se convirtió en la diosa Hathor, fue la diosa de la dulzura, el
amor y la pasión.
Hathor era considerada hija de Ra,
ojo de Ra y sería esposa del dios Horus, aunque en algunas representaciones
ceremoniales aparezca como madre del dios asociada a Isis. Según la mitología
egipcia juntos vengaron la muerte del padre de Horus, el dios Osiris.
Alimenta y da vida del árbol
celestial. Con la imagen de vaca, acoge y protege a los difuntos, ofreciendo
alimentos a los muertos y ayudándolos para no sufrir.
La humanidad fue
redimida y Ra continuó reinando en su ancianidad, aunque sabía que había
llegado el momento de delegar el gobierno de Egipto en los dioses jóvenes. No
olvidemos que el poder de Ra estaba en su nombre secreto. Si alguien lo
descubría, Ra dejaría de reinar. Ra sabía esto y lo mantenía oculto en su
corazón. Solo utilizando grandes poderes mágicos se podría conocer.
El dios Geb se unió
con Nut y tuvieron varios hijos: Isis, Osiris, Neftis y Seth.
Tot era
considerado dios de la sabiduría y tenía autoridad sobre todos los dioses.
También fue el inventor de la escritura, patrón de los escribas, de las artes y
las ciencias. Como dios de la escritura, era el inventor de todas las palabras,
del lenguaje articulado.
Desempeña el oficio de escribano
sagrado, ya que documenta los hechos en la sala de las Dos Verdades. Es el
registrador y el juez. En el panteón egipcio asistía al pesaje de las «almas»
en una balanza, el juicio de Osiris.
También fue considerado el arquitecto
que conocía los trazados y trayectorias de todas las cosas, el señor de los
inventores y de la sabiduría. Estaba relacionado con la música como inventor de
la lira.
Era un dios lunar medidor del tiempo,
y el que estableció el primer calendario y por eso el primer mes llevaba su
nombre. Creó los cinco días Heru Renpet (epagómenos), quitándolos de la
luminosidad de Jonsu, que simbolizaba la Luna. Estos nuevos días permitieron a
Nut parir cuatro hijos, los cuales fueron: Osiris, Seth, Isis y Neftis. Pues Ra
le había impedido tenerlos en cualquier día del año.
Isis era la más
sabia de todos ellos. Isis conocía todos los secretos del cielo y de la tierra,
pero lo que no conocía era el nombre secreto de Ra y se propuso descubrirlo.
Ra era muy viejo.
Caminaba con dificultad. Su cuerpo entero temblaba. Sus palabras se escuchaban
entrecortadas y como la mayoría de los ancianos, babeaba.
Isis comenzó a
seguirlo a escondidas y cuando una gota de la baba de Ra cayó sobre la tierra
formando barro, ella lo recogió y modeló una serpiente. Colocó la serpiente
cerca del camino y cuando Ra paseaba, la serpiente lo mordió y luego huyó a
ocultarse.
El veneno corrió
rápidamente por el cuerpo de Ra, provocándole un dolor hasta ahora desconocido.
Ra gritó con todas sus fuerzas y los dioses corrieron a su encuentro.
Ra estaba
desconcertado. Sentía que un fuego lo quemaba por dentro y no encontraba
explicación a lo sucedido.
Los dioses
convocados, lloraban y se lamentaban por lo sucedido. Entre estos dioses, se
encontraba la astuta Isis que se acercó preguntando: -¿Qué sucede padre
todopoderoso? ¿Acaso te ha mordido una de las serpientes que has creado?
Ra respondió: -Me
ha mordido una serpiente que yo no he creado. No puedo dejar de temblar. Siento
que un fuego abrasador me quema por dentro y me devora.
Isis se acercó con
dulzura y le dijo al oído:- Si me dices tu nombre secreto, podré hacer uso de
mis poderes mágicos y podré sanarte.
Ra respondió: -Yo
soy el que hizo el cielo y la tierra. El que creó las aguas, los vientos, la
luz, la oscuridad. Soy el creador del gran río Nilo. Yo soy Khepri por la
mañana, Ra al mediodía y Atum al atardecer.
Isis respondió: -
Tú sabes bien, padre todopoderoso, que esos nombres son conocidos por todos. Lo
que yo necesito para curarte es tu nombre secreto.
Ra la tomó de la
mano y le susurró al oído: Antes que mi nombre pase de mi corazón al tuyo,
júrame que no se lo dirás a nadie salvo al hijo que tendrás al que llamarás
Horus. Y Horus deberá jurar que el nombre permanecerá en él por siempre. No se
lo debe comunicar ni a otros dioses ni a otros hombres.
Isis realizó su
juramento y el conocimiento del nombre secreto pasó del corazón de Ra al
corazón de Isis.
Entonces, Isis
haciendo uso de todos sus poderes mágicos dijo: Por el nombre que conozco,
ordeno que el veneno abandone el cuerpo de Ra para siempre.
El veneno
desapareció y Ra se sintió bien, pero dejó de reinar sobre Egipto. Encontró un
lugar en el cielo donde pasear siguiendo la trayectoria del sol.
Apofis o Apep era una serpiente
gigantesca, indestructible y poderosa, cuya función consistía en interrumpir el
recorrido nocturno de la barca solar pilotada por Ra y Defendida por Seth, para
evitar que consiguiera alcanzar el nuevo día. Para ello empleaba varios métodos:
atacaba la barca directamente o culebreaba para provocar bancos de arena donde
el navío encallara. Todo ello tenía sólo una finalidad: romper la Maat, el
«orden cósmico».
Apofis representaba el mal, con el
que había que luchar para contenerlo; sin embargo, nunca sería aniquilada, sólo
era dañada o sometida, ya que de otro modo el ciclo solar no podría llevarse a
cabo diariamente y el mundo perecería. Para los antiguos egipcios era necesario
que existiese el concepto del mal para que el bien fuera posible.
Los egipcios creían que, cuando el
cielo se teñía de rojo, era a causa de las heridas provocadas a Apofis.
También, interpretaron que los eclipses eran obra suya, en la lucha en la Duat.
Al principio de la
creación del mundo Neftis junto a su esposo Seth, sembraba caos y destrucción,
al contrario que su hermana Isis, y su esposo Osiris, que civilizaron al mundo
e inculcaban la paz y el amor.
Seth fue
considerado deidad del desierto, uno de los dos ambientes que constituyen
Egipto, que recibió como herencia de Geb. Venerado, temido y odiado por su
cualidad de protector-destructor. Durante el Imperio Nuevo se le consideró
benévolo, siendo patrón de las armas, la guerra y de la producción de los
oasis, haciéndose popular porque podía sembrar la confusión y la discordia
entre los enemigos de Egipto.
Neftis habitaba con
su esposo en las regiones hostiles, tales como el desierto, donde guiaba a los
viajeros. Como no pudo tener hijos de Seth, aprovechándose del amor que tenía
Osiris por Isis se disfrazaba de ella para sólo mantener relaciones sexuales al
cual nació un hijo ilegítimo llamado Anubis. Osiris e Isis nunca descubrieron
estas infidelidades. Por miedo de que Seth matara a Anubis Isis lo crió como si
fuera su hijo, Formaba parte de la Enéada de Heliópolis.
Anubis era
el antiguo dios de la Duat (Mundo de los Muertos). Anubis estaba relacionado no
sólo con la muerte, también con la resurrección después de ella, y era pintado
en color negro, color que representa la fertilidad.
Cuando Osiris subió al poder en la
Duat, Anubis tomó un papel secundario, limitándose a embalsamar los cuerpos de
los faraones, guiarlos a la necrópolis y cuidarla con su vida. Los sacerdotes
de Anubis usaban unas máscaras rituales con su figura en la ceremonia de
embalsamamiento del faraón. También Anubis era el encargado de vigilar, junto a
Horus, la balanza en la que se pesaban los corazones de los difuntos durante el
Juicio de Osiris.
Osiris, reinaba en
el antiguo Egipto con paz, armonía y sabiduría. El Nilo fertilizaba la tierra y
las cosechas eran abundantes. Sus súbditos eran felices. Un día, Osiris salió
de viaje para conocer otras civilizaciones y dejó el reino bajo el mando de su
esposa Isis. Seth, su envidioso hermano, se sintió humillado pues creía que él
debería gobernar y no Isis.
Cuando el dios
Osiris volvió, Seth quiso hacer una gran fiesta de bienvenida y lanzó un
desafío a los invitados: aquél que entrase en el cofre que Seth había traído,
éste se lo regalaba como prueba de fidelidad y respeto. Muchos intentaron pero
el cofre resultaba pequeño o grande. Osiris, curioso, quiso probar y le encajó
perfectamente bien. Seth sabía el tamaño de su hermano y era por esto que el
cofre le había servido como un guante. Inmediatamente el hermano, junto con 72
cómplices, cerraron la caja de metal herméticamente y la arrojaron al Nilo.
Isis, con amor y
confianza, empezó su travesía para recuperar el cuerpo de su esposo. Después de
largas y penosas caminatas por Egipto, la diosa encontró el cofre con los restos
de Osiris. Pero el drama continuó cuando Seth, en su maldad sin fin, robó el
cadáver y lo cortó en catorce pedazos que, nuevamente, esparció por todo el
reino. Isis no se rindió y, en compañía de su hermana gemela Neftis, la esposa
de Seth, recorrió cada lugar del reino. Finalmente consiguieron encontrar todos
los pedazos con excepción del pene. Sin embargo, Isis reconstruyó a Osiris
ayudada por Anubis y Neftis, e impregnada de él concibió a Horus niño
"Harpócrates", quien posteriormente vengaría a su padre luchando
contra Seth.
Al poco
tiempo de nacer, Horus, hijo de Osiris, fue escondido por su madre Isis y lo
dejó al cuidado de Tot, dios de la sabiduría, que lo instruyó y crió hasta
convertirse en un excepcional guerrero. Al llegar a la mayoría de edad, ayudado
por los Shemsu Hor luchó contra Seth para recuperar el trono de su padre,
asesinado por aquél. Seth quedó como el dios del Alto Egipto y Horus del Bajo
Egipto. Posteriormente Horus fue dios de todo Egipto, mientras que Seth era
dios del desierto y de los pueblos extranjeros. Este mito representa la lucha
entre la fertilidad del valle del Nilo (Osiris) y la aridez del desierto
(Seth).
Más adelante dejó el gobierno a los
reyes míticos, denominados Shemsu Hor, según la tradición.
Como dios solar, Horus defiende la
barca de Ra, con la ayuda de Seth, contra la gran serpiente Apep. Además es el
protector de Osiris en el inframundo egipcio, o Duat. Durante el juicio de
Osiris, según el Libro de los Muertos, es el mediador entre el finado y Osiris.
Osiris era el jefe de la tríada Osiriaca, formada
por Osiris, Isis (su mujer) y Horus (su hijo). El mito de Osiris introduce en
la religión las nuevas ideas del bien y del mal. En el mito inicial, Osiris (el
bien), es asesinado por su hermano Seth (el mal), quien lo arroja al Nilo, en
donde lo encontrará Isis que ayudada de su sobrino Anubis le devuelve la vida
con su amor. Con esa resurrección se establece el triunfo del bien sobre el mal.
Osiris fue un héroe
cultural, rey mítico, fundador de la nación egipcia, que enseñó a los hombres
la civilización, las leyes, la agricultura y cómo adorar a los dioses. Muere
como hombre pero resucita como inmortal gracias a Thot. Es el responsable de
juzgar a los muertos en la Duat, donde está acompañado por 42 dioses-jueces
(uno por cada territorio) que dictaminarán lo que acaecerá al difunto.
La Duat (también llamada Amenti o
Necher-Jertet) era el inframundo de la mitología egipcia, el lugar donde se
celebraba el juicio de Osiris, y donde el espíritu del difunto debía deambular,
sorteando malignos seres y otros peligros, según se narra en el Libro de los
Muertos, y pasar por una serie de "puertas" en diferentes etapas del
viaje, descritas en el Libro de las Puertas.
Los Textos de las Pirámides, grabados
durante el Imperio Antiguo, la denominan Dat y se muestra como un mundo celeste
situado sobre la Tierra. Encima de la Dat se encontraba el reino celeste de Ra,
al que solamente el faraón fallecido podría acceder.
La Dat estaba regida por Horus, el
dios halcón de naturaleza celestial. Anubis es la divinidad que preside los
espíritus de los hombres, denominados "Occidentales" en los Textos de
las Pirámides, que tras su muerte irían a este cielo inferior. En él estaban
aquellos espíritus que todavía no eran absolutamente puros. Era el lugar donde
situaban la constelación de Orión.
Los Textos de las pirámides muestran
la creencia de que los mundos celestiales eran inmensas masas de agua en las
que habría diversos lugares de purificación; más lejos estaría el reino celeste
de Ra y más distante todavía, las inescrutables profundidades del Nun.
Cuando las creencias evolucionaron,
Osiris pasó a ser el señor de la Duat y es, en esa época, cuando se habría
situado esta región en el inframundo, un cielo inferior, situado bajo la
Tierra.
En el Imperio Nuevo ya se pensaba que
la Duat era el inframundo, situado debajo de la tierra, por donde el dios solar
Ra viajaba del oeste al este durante la noche. Los antiguos egipcios dividían
cada día en veinticuatro horas, doce en el período de luz solar, en las que Ra
surcaba el cielo en su barca diurna, y otras doce nocturnas, referentes al
mundo del Más Allá, cuando el dios sol Ra, en su barca nocturna, atravesaba las
regiones oscuras de la Duat, y donde luchaba diariamente contra Apep.
Fuente: Wikipedia
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